Iglesia Bautista Misionera en Arenal

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Depresión

15 Jul 10 - 13:29

Contenido:

Capítulo Tema

Introducción.

I. Qué es la depresión

II. Antecedentes históricos de la depresión.

Test para detectar la depresión.

III. Tipos de depresión.

IV. Síntomas de la depresión.

V. Causas de la depresión.

VI. Algunas consecuencias de la depresión.

Test para detectar a un posible suicida.

VII. La depresión en niños y adolescentes.

VIII. Qué debe hacer y qué no debe hacer un creyente por una persona deprimida.

IX. De qué modo pueden ayudar la familia y los amigos.

X. Qué puede hacer por sí misma una persona deprimida.

XI. Qué dice la Biblia.

XII. Algunas recomendaciones médicas para mantenerse bien.

Bibliografía.


Introducción:

La depresión es un intruso invisible y destructivo que poco a poco toma el control de nuestro cuerpo y de nuestra mente y cruelmente nos somete. No distingue edades, ni sexo, ni clases sociales. Es el estado en el que uno se siente triste, inactivo o inquieto, con dificultad de pensar o con múltiples pensamientos que impiden la concentración; con sentimientos contradictorios de congoja y desesperanza y fuera de control, con el apetito caprichoso; deseos imperiosos de alimentos y bebidas que nos hacen daño; disminución de la vitalidad por lo que se siente una gran pereza y fatiga en todo el organismo.

Nada nos gusta ni satisface y se instalan en nuestra mente y en nuestro espíritu obsesiones e ideas fijas de diversa índole, especialmente las del sufrimiento, la muerte pronta y la del suicidio.

La depresión puede abarcar una variedad de emociones que derivan de pérdidas reales o imaginarias, así como de sentirse desvalido (a) sin control; o de pensar de manera pesimista y negativa.

Dado que la depresión viste muchos disfraces, puede ser difícil de identificar y aún más de tratar. Influye mucho el medio ambiente que nos rodea y sobre todo, los excesos en el comer y en el beber, así como la pérdida del apetito.

La depresión es en la actualidad uno de los padecimientos que con mayor frecuencia afecta a la población en general con consecuencias cada vez más severas a nivel individual, familiar y social.

Tan antigua como la misma humanidad, la depresión ha acompañado al hombre en todas sus actividades, y hoy, se considera como epidemia de salud mental, tan frecuente como la gripe o el resfriado común, razón, por la que es necesario estar informado sobre este tema.

En virtud de todo lo anterior, nuestro Congreso Juvenil tiene como propósito orientar de manera general y bíblica, a todos aquellos jóvenes y señoritas que estén padeciendo o hayan padecido esta enfermedad y compartir con ellos algo muy importante que hemos aprendido a través de varios meses de estudio: Que sí es posible superar la depresión; pero que es necesario estar dispuesto a salir de ella.

No pretendemos dar “una fórmula mágica” o una “respuesta fácil”, a un asunto tan complejo, porque no la hay; pero sí queremos decir que como hermanos en Cristo, hemos sentido la necesidad de estudiar y prepararnos para conocer aquello que está afectando la vida y el buen ánimo de nuestros jóvenes, y así, estar en posibilidad de ayudarlos.

Todos los conferencistas somos miembros de la Iglesia en Arenal; y estamos conscientes del gran reto y responsabilidad que implica exponer los puntos que trataremos en este Congreso, posiblemente para facilitar las cosas pudimos haber recurrido a un predicador profesional o a un conferencista reconocido, pero cuando ellos ya no estén nuevamente necesitaremos de su ayuda, por eso aceptamos el reto de prepararnos y estudiar. Rogamos a Dios por que todo lo poco o mucho que podamos compartirles durante estos próximos días, sea de bendición y ayuda.

Capítulo I.

En virtud de la amplia gama de especialistas dedicados a este tema hoy en día, es difícil determinar una sola definición de qué es la depresión, por lo que a continuación indicaremos algunas definiciones que a nuestro parecer son las más sencillas y entendibles, debido a que en muchos casos algunas definiciones contemplan términos “técnicos” que no dejan muy claro su significado.


Qué es la depresión.

Es una enfermedad. No es una simple tristeza en la que una persona conserva el respeto y control de sí misma y que se siente mejor después de desahogarse o llorar. La depresión es un estado de abatimiento mental, un estado anormal de inactividad y desagradable emoción. Es una estado de melancolía que hace perder el ánimo.

La depresión es un trastorno del humor que se caracteriza por una visión sombría del mundo y de sí mismo. Es tener la sensación de estar cayendo en un enorme agujero negro en la nada, de manera similar a la de una araña cuando es arrastrada por el desagüe de una bañera, esta sensación puede ser tan lenta que a la persona enferma le parece estar observándola, se da cuenta de que su mundo da vueltas y más vueltas, escapándose de su control.

La depresión viene cuando:

a) No enfrentamos en debida forma las tristezas, los desengaños, la perplejidad , la culpa o el problema físico.

b) Dejamos que los sentimientos de fracaso asociados con estos problemas nos impidan el cumplimiento de nuestros deberes.
c) Hemos manejado equivocadamente una situación en la cual ya nos sentimos mal.

La depresión es el resultado de determinadas fuerzas biológicas y sociales que en un medio complejo, actúan en forma nociva sobre el funcionamiento del sistema nervioso de una persona.

A su vez, la actividad depresiva cambia negativamente el comportamiento de la persona, el carácter de sus sentimientos y sus pensamientos. Este funcionamiento anormal en su totalidad configura una enfermedad depresiva.

Algunos autores mencionan que la vivencia depresiva es indefinible, parece consistir en una mezcla de tristeza, amargura, congoja, desesperanza, apatía, conciencia de incapacidad, sentimiento de culpa..., con algunas de estas sensaciones en el grado máximo de intensidad.

Capítulo II. Antecedentes históricos de la depresión.

La depresión ha estado con la humanidad desde el principio de la misma. Desde el siglo V a.C., Hipócrates ya se refería a la melancolía, esta palabra también era conocida por los griegos, y los romanos usaban el vocablo latino “tristitia”.En el siglo II de nuestra era, Areteo de Capadocia también hace referencia a la depresión.

Los escritores cristianos de la Edad Media distinguían dos tipos de desesperación, aquella que proviene de Dios y la que es causada por el mundo. El hombre padecería la depresión racional y la irracional. Atribuyendo la primera al amor y la segunda al odio.

En el siglo XIV, Paracelso ya habla tanto de la depresión endógena como la exógena (Así se clasificaba antiguamente, hoy, estos conceptos han cambiado).

Es Griesinger (1845) el primero que llevó a cabo una detallada descripción de la depresión. Observó las vagas manifestaciones tempranas y el papel que éstas juegan en el desarrollo de otras formas de enfermedad menta.

En 1911, Sigmund Freud publica su trabajo “Duelo y Melancolía”, en el cual establece las diferencias entre la enfermedad y el proceso de duelo que se da al sufrir la pérdida de un ser querido, y en el que es normal la presencia de depresión, siempre y cuando esta se resuelva en 6 a 12 meses y no incapacite a la persona a desarrollar sus actividades normales.

Después, la enfermedad ha recibido el nombre de: Neurosis Depresiva en una de sus variedades, mientras que en la otra de Psicosis maniacodepresiva.

Lange (1928), fue el primero que llamó la atención sobre las depresiones que se desarrollan como resultado de la angustia que representa el vivir. El término depresión neurótica fue adoptado en 1930 por Gillespie añadiéndole el concepto de reacción antes las circunstancias adversas.

Es interesante hacer notar que la mayoría de los autores mencionados pensaban en la depresión como un cuadro clínico más. Fue Melanie Klein (1921-1945) quien aumento el interés en el tema, al tomar un nuevo enfoque teórico y crear la posición depresiva como esencial en el desarrollo del ser humano.

Fue a partir de la publicación del Manual de Diagnóstico y Estadística de la Asociación Psiquiátrica Americana, en su tercera edición de 1981, que se cambian los nombres por Trastorno Distímico para la Neurosis Depresiva y de Trastorno Afectivo Mayor para la Psicosis Maniaco Depresiva.



Test para detectar la depresión.

1. Nada o pocas veces.
2. Algunas veces.
3. Muchas veces
4. La mayoría de las veces.


No. Aspecto a evaluar 1 2 3 4

1. Me siento abatido, desanimado y triste
2. Por la mañana es cuando mejor me siento
3. Tengo ataques de llanto o deseo de llorar
4. Tengo problemas de sueño durante la noche
5. Como igual que antes.
6. Disfruto mirar, conversar y estar con mujeres/hombres atractivos
7. Noto que estoy perdiendo peso.
8. Tengo problemas de estreñimiento.
9. Mi corazón late más rápido de lo acostumbrado.
10. Me canso sin motivo.
11. Mi mente está tan despejada como siempre.
12 Me resulta fácil hacer todo lo que solía hacer.
13. Me encuentro intranquilo y no puedo estarme quieto.
14. Tengo esperanzas en el futuro.
15. Soy más irritable que de costumbre.
16. Tomo las decisiones fácilmente.
17. Siento que soy útil y necesario.
18. Siento que mi vida está llena.
19. Siento que los demás estarían mejor sin mí, si estuviese muerto (a)
20. Sigo disfrutando con lo que hacía

Total puntuación:



Indice de SDS Impresiones clínicas equivalentes

Debajo de 50 Dentro de lo normal, sin Psicopatología.
50-59 Presencia de depresión mínima o ligera.
59-69 Presencia de depresión moderada o marcada.
70 o más Presencia de depresión severa o extrema.


Conversión de la Puntuación Bruta al Indice de SDS

Punt. Indice Punt. Indice Punt.Indice Punt.Indice Punt.Indice
Bruta SDS Bruta SDS Bruta SDS Bruta SDS Bruta SDS
20....25
21....26 32....40 44....55 56....70 68....85
22....28 33....41 45....56 57....71 69....86
23....29 34....43 46....58 58....73 70....88
24....30 35....44 47....59 59....74 71....89
25....31 36....45 48....60 60....75 72....90
26....33 37....46 49....61 61....76 73....91
27....34 38....48 50....63 62....78 74....92
28....35 39....49 51....64 63....79 75....94
29....36 40....50 52....65 64....80 76....95
30....38 41....51 53....66 65....81 77....96
31....39 42....53 54....68 66....83 78....98
43....54 55....69 67....84 79....99
80....100

Capítulo III. Tipos de depresión:

Hasta fechas recientes, gran parte de lo que se conocía como depresión provenía de las observaciones clínicas de gente deprimida. En los últimos años, el interés se ha dirigido hacia la investigación experimental de las suposiciones e hipótesis sobre las posibles causas y la naturaleza de la conducta depresiva.

El resultado importante de este nuevo énfasis ha sido la clasificación de la depresión en dos grandes tipos: la depresión unipolar, que se refiere a las condiciones en las que hay episodios aislados o recurrentes de depresión; y la depresión bipolar, la cual indica la condición en la que un individuo tiene episodios tanto de depresión como de excitación maniaca. La clasificación unipolar y bipolar está sustentada por una amplia gama de estudios biológicos y psicosociales.


1. La depresión bipolar.

Se trata de la forma de enfermedad depresiva en la cual el enfermo pasa por períodos de euforia, así como por períodos de depresión. La intensidad de estos períodos puede variar de una persona a otra. Este tipo de depresión es más común entre las mujeres que en los hombres.

La principal reacción emocional de este desequilibrios consiste en una exageración de los cambios en la disposición de ánimo que la mayoría de la gente observa de cuando en cuando. Hay ocasiones en que las personas se encuentran en la “cima”, y otras en que se sienten alicaídas por completo; sin embargo, y por lo regular, no pueden decir por qué se sienten así.


Muchas personas viven en una fluctuación constante entre la tristeza, por un lado, y el regocijo, por el otro. Es común que logran mantener cierto equilibrio, pero sin inclinarse demasiado en una dirección determinada. Algunos hombres y mujeres, por razones aún no explicadas, oscilan exageradamente entre una dirección y otra. En realidad algunos exageran tanto, que necesitan internarse.

Por fortuna, muchos de los ataques mencionados, son de corta duración, y la estancia promedio en el hospital es de pocos meses. Aunque la mayoría de los pacientes logran una recuperación total, tienen probabilidades de sufrir ataques posteriores.

La depresión bipolar puede durar hasta seis meses, pero es probable que todo trastorno depresivo donde haya habido una fase maniaca, por leve que sea, se repita; no es habitual encontrar personas que hayan tenido un solo episodio de esta clase en la vida.

a) Psicosis maniaco depresiva.

Al patrón de conducta mencionada en los párrafos anteriores, se le conoce como: psicosis maniaco depresiva. El término “manía” se utiliza para hacer referencia a las formas intensas del estado anímico eufórico. En estos casos la persona muestra síntomas psicóticos y puede experimentar alucinaciones o delirios . Esta fase suele presentarse de repente y dura, por término medio, de dos semanas a cinco meses. Cuando desaparece, la persona vuelve a ser tan normal como siempre.

b) La hipomanía.

La forma menos grave de euforia en los trastornos bipolares es la hipomanía. En las personas que la sufren se advierte un incremento de la energía y también la tendencia a ser más activas que de costumbre.

Sin embargo, no sufren delirios ni alucinaciones. No pierden la noción de la realidad, puesto que saben quiénes son y qué es real. No obstante, lo que puede representar un problema es que tienden a tener un concepto exagerado de su capacidad y no se dan cuenta de los riesgos de su comportamiento.

A una persona así se le describe como “dinámica”, “persona vivaz” o “el alma de la fiesta”. Sin embargo, en algunos casos la presión de actividad conduce a una locuacidad exagerada, un modo de hablar alto y rápido, una escritura furibunda , gestos exagerados y vestimentas excéntricas.

No obstante que la hipomanía es la forma menos grave de euforia, ésta puede hacerse progresivamente más grave hasta alcanzar los estados de agudo o hiperagudo.

En la manía aguda hay un rompimiento con la realidad. La gente se vuelve más irritable, impaciente y de malos modales. La actividad física se hace tan grande que al paciente le falta tiempo para dormir o comer. Se vuelven parcialmente desorientados y suelen tener delirios y alucinaciones ocasionales.

En la manía hiperaguda la excitación es tan intensa que existen probabilidades de que la persona se encuentre desorientada por completo. Los delirios son graves y las alucinaciones son vívidas, con una carencia total de discernimiento y control.

2. La depresión unipolar.

La depresión unipolar se diferencia de la bipolar en diversos aspectos. La diferencia más importante consiste en que la depresión unipolar no muestra el patrón de depresión y regocijo que se observa en la persona maniaco depresiva. En vez de esto, puede haber un solo episodio de depresión severa, o si hay más de uno, suelen estar asociados con eventos de la vida llenos de tensión.

Según la manera en que se presente este tipo de depresión, se puede dividir en depresión psicótica y depresión involutiva.

a) Depresión psicótica .

Es aquella en la que la persona se siente tan profundamente deprimida que la realidad se distorsiona y se experimentan delirios y alucinaciones.

b) Depresión involutiva .

Se desarrolla durante la edad madura y sin episodios previos de depresión severa. La condición suele comenzar un poco antes en las mujeres, por lo general entre los 45 y 55 años. En los hombres los cambios son más graduales y menos notables, y es probable que ocurran entre los 55 y 65 años de edad.

La reacción involucional comienza con sentimientos de autocompasión, lapsos de llanto frecuentes, e inquietud, aprensión y desasosiego generales. La persona se vuelve triste y ansiosa y se siente abrumada por vagos sentimientos de un peligro inminente.

Las personas con depresión involutiva tienen vagos temores y ansiedades y muestras muchos síntomas hipocondríacos. Son irritables y de mal carácter, pierden la elasticidad psicológica y física, y pueden terminar por acusarse a sí mismos. Con frecuencia esta condición origina deseos de suicidio.




Aunque muchas personas afectadas por este desequilibrio se recuperan espontáneamente, el período de recuperación suele ser prolongado; por lo común habrán de pasar dos o tres años antes de que la persona emerja de la depresión.

Clasificación de acuerdo a la gravedad.

La depresión bipolar y unipolar, puede clasificarse de manera general como sigue, según el nivel de gravedad:


a) Depresión leve.

Se observa disminución general de la actividad física y mental, un sentimiento de abatimiento, y falta de ánimo. Las molestias corporales son frecuentes y, por lo común, hay una pérdida de apetito y de peso. El razonamiento permanece lúcido, y a no ser que la depresión avance al otro extremo la hospitalización no parece ser necesaria.

b) Depresión moderada.

Se incrementa el retraso de la actividad física y mental y se acentúan los sentimientos de insuficiencia y de fracaso. La persona puede permanecer sentada, a solas, durante horas enteras, sin hablar con amigos o familiares. No ve ninguna esperanza de recuperación, y son comunes las ideas de suicidio.

Es durante esta etapa del desequilibrio cuando la preocupación por las dolencias corporales comienza a adoptar una cualidad delirante. También pueden presentarse alucinaciones vagas y mal definidad.



c) Depresión grave.

Es probable que la persona que padezca esta clase de depresión no actúe de un modo que sea digno de confianza.

Quien la padece, tenderá a carecer de todo deseo de hablar con los demás o de cuidarse. Puede que se muestre muy inquieta y agitada en general, pero no hará nada constructivo. Todos sus movimientos carecerán de sentido.

En algunos casos la sensación de no valer nada y el asco que la persona se inspira a sí misma pueden llevarla a “oír voces”. Estas voces le dicen que no es apta para tal o cual cosa o que ha hecho cosas terribles.

La persona afectada suele decir que está recibiendo mensajes dirigidos especialmente a ella por medio del televisor. Otras deliran y creen ser un personaje importante. También es posible que crea haber recibido la visita del diablo o de otras fuerzas tenebrosas. Las personas que se encuentran en semejante estado no pueden hacer ningún tipo de vida normal.


Capítulo IV. Síntomas depresivos.

Un síntoma es una especie de aviso externo, de una manifestación interna que necesita atención. Es como la luz roja en el tablero de instrumentos de un automóvil que indica que el motor se está calentando, o que le falta aceite, o que no carga la batería.

Al observar ciertas características en el pensar, sentir y actuar de una persona deprimida, se notan aspectos que demuestran que no está funcionando como de costumbre

Los episodios depresivos, por graves que sean, muestran algunos de los síntomas siguientes o todos ellos:

1) Síntomas físicos:

a) Apetito: Cuando están deprimidos, la mayoría d las personas pierden interés por la comida así como por todo lo demás. Algunas, sin embargo, sienten el anhelo de “comer para consolarse” y comen gran cantidad de hidratos de carbono, tales como chocolate, pasteles y patatas fritas. El peso varía según el deseo de comer.

b) Sueño: Otro síntoma común es la falta de sueño, como insomnio y dificultad para dormir de una forma adecuada. El pensar en exceso, las preocupaciones, el razonar en círculos viciosos se suman a las deliberaciones internas que acompañan el insomnio. En algunos casos, los afectado experimentan una necesidad excesiva de dormir, ya que no tienen incentivo alguno para estar despiertos, ni energía para realizar tareas.

2) Síntomas conductivos:

a) Nivel de energía en las actuaciones: Entre los síntomas habituales, se nota la falta de energía, de celo, de vigor o prontitud en hacer las cosas. Se denomina “retardación motriz” al hecho de hacer las cosas como arrastrándolas, sin ninguna gana y más lentamente. Se experimenta la fatiga o el cansancio físico y no sólo emocional. El tiempo de reacción a estímulos es más pausado o lento. La motivación o activación de la conducta experimenta un desnivel. La actitud de orientación o la disposición al trabajo se nota como disminuida. La desgana aparece como una característica en cualquier actividad que demanda atención, concentración, esmero o dedicación.

b) Pérdida de interés: Por las actividades normalmente placenteras, o que lo son para los demás, o pérdida de la capacidad de disfrutar con dichas actividades. Aparece también la falta del deseo de participar en cosas que antes daban placer.

c) Disminución de la tolerancia: Algunos enfermos se encuentran con que les resulta más difícil que antes soportar el ruido y las luces intensas.

d) Conducta verbal: El hablar se torna más lento, con dificultades en su concentración, en la fluidez verbal o en la facilidad de palabra. Personas que generalmente son sociales y conversadoras pueden disminuir su disposición y su participación, volviéndose silenciosas, taciturnas y negativas. La intensidad en el hablar disminuye y la duración de las conversaciones experimenta disminución.

3) Síntomas cognoscitivos :

a) Atención: Entre los síntomas cognoscitivos se notan ciertas dificultades en la atención a los estímulos. Es más difícil prestar oído y atención a los temas, parecen perder su capacidad de enfoque y de atención y orientación hacia tales estímulos.

b) Concentración: Disminución de la capacidad de concentrarse, lo cual también perjudica a la memoria para las cosas cotidianas, la persona puede encontrarse con que tarda más en absorber información o en resolver cosas. Tareas bastante sencillas como elaborar un pastel, programar el video para grabar, ir al supermercado o limpiar el coche pueden requerir un verdadero esfuerzo e incluso es posible que se abandonen por encontrarlas demasiado fatigosas.

c) Pensar y razonar: El pensamiento se vuelve negativo, distorsionado. El razonar se vuelve catastrófico, negativo y autocastigador. Dado que tiene el pensamiento embotado, la atención menguada y la concentración disminuida, el afectado razona de forma inadecuada.

d) Percepción: El filósofo Epicteto recalcó que no somos perturbados por las cosas en sí, sino por la percepción que tenemos acerca de ellas. Según como vemos las cosas a través de los lentes de nuestras conjeturas, atribuciones o evaluaciones, así damos significado a la realidad.


e) Memoria: El ser humano tiene la capacidad de retener en su memoria todos aquellos asuntos que son percibidos como sobresalientes, importantes, funcionales, adecuados, etc. En casos depresivos, la memoria sufre problemas de retención y de sondeo.

4) Síntomas emocionales:

a) Culpabilidad y vergüenza: La persona se hunde en un cuadro de infelicidad y tristeza, la vida toma un tono gris, sombrío y pesimista.

b) Llanto espontáneo: Con cierta frecuencia, la persona siente la necesidad de llorar, aún sin conectarlo concienzudamente con sus causas o problemas, pero teniendo un sentido global de estar atrapado y sin fuerza ni esperanza.

c) Pérdida de sentimientos: La persona deprimida pierde todo deseo de expresar afecto o interés por los demás.

d) Ansiedad: La ansiedad es parte de este conjunto de emociones, con incertidumbre acerca del presente y del futuro; con miedo a sucumbir. La carencia de control ante pruebas y la falta de certidumbre acerca de cómo se desarrollarán los acontecimientos, hacen que la ansiedad vaya creciendo.

e) Ideas de culpa y de falta de valía: También estos síntomas podrían estar relacionados con la baja autoestima del enfermo.

En los episodios depresivos graves estas sensaciones de no valer pueden verse acentuadas por alucinaciones en forma de voces que le dicen a la persona deprimida lo poco que vale.

f) Ideas o actos de daño infligido a uno mismo o de suicidio: Este síntoma va vinculado a los anteriores, debido a que tiene la sensación de no valer nada, y una visión desolada del futuro, el enfermo piensa que no sirve de nada seguir viviendo. Piensa en el suicidio y en formas de suicidarse, aunque es posible que en realidad no haga nada por quitarse la vida.

5) Síntomas espirituales :

a) Separación de Dios: El creyente experimenta existencialmente un alejamiento de Dios, debido a la pérdida de integridad personal (Pecado) y/o la falta de comunión.

b) Carencia de paz: La depresión aparece como una sensación de carencia de paz o tranquilidad. La perturbación, el nerviosismo o la ansiedad se apoderan de la persona acongojada, que no ve realizada la presencia de Dios. Se da más crédito a lo experimentado en el “entender por vista” que a la fe.

c) Carencia de gozo: La angustia y el dolor aparecen en lugar de gozo o el contentamiento. La persona experimenta la angustia de no vivir “en victoria”, ni de vivir con esperanza en el cumplimiento de las promesas de Dios.

d) Percepciones de degradación propia : A menudo, el afectado se autocastiga con una especie de autoexpiación, se erige en blanco o receptáculo de pensamientos y razonamientos en su contra, juicios sin misericordia sobre sí mismo, con la consecuencia de vivir bajo un sentido de derrota, degradación, desánimo y aislamiento espiritual.
6) Síntomas psicosomáticos: Tales síntomas, son expresiones corporales de fenómenos emocionales que se correlacionan con la expresión del sistema nervioso autonómico, tales como:

a) Dolores de cabeza: Por medio de expresiones “me duela la cabeza” o “me duele el cerebro” (Aunque técnicamente el cerebro no duele), la persona experimenta tensión emocional, estrés, preocupación y ansiedad, manifestándolo en forma somática.

b) Dolores musculares o dolores de espalda: Relacionado con lo señalado anteriormente, tales dolores parecen estar asociados a las tensiones emocionales y a los sentimientos de opresión, culpabilidad, desasosiego, pesadumbre.

c) Problemas gastrointestinales: La persona puede quejarse de tener dolores de estómago, diarreas, vómitos y sensaciones de malestar gastrointestinal. En ocasiones, las úlceras aparecen también en escena.

Los síntomas que se manifiestan y la gravedad de los mismos dependerán del grado de depresión.

Capítulo V. Causas de la depresión.

No hay una respuesta única a esta pregunta ya que se piensa que la enfermedad depresiva es causada multifactorialmente, esto es, son varios los elementos que toman parte en la producción de un cuadro depresivo. Se desarrollará cuando estos factores de vulnerabilidad interactúen en un momento dado:

1) Factor genético: Diversos estudios han comprobado que la depresión es más común en ciertas familias, el patrón hereditario, en este caso, se refiere a que los hijos de personas depresivas tienen mayor riesgo de verse afectados por la enfermedad que los hijos de sujetos que nunca han presentado depresión.

2) Factor psicológico: Algunas investigaciones han postulado que ciertas experiencias de los primeros años de la vida, como la muerte o separación de los padres, incrementan la predisposición del sujeto para la depresión. Por otra parte, ciertos rasgos de la personalidad como la preocupación excesiva y persistente, la baja autoestima, la dificultad para expresar sentimientos, la inseguridad, la dependencia o el perfeccionamiento, así como las expectativas demasiado elevadas frente a uno mismo o hacia los demás, traen por consecuencia mayor riesgo de sufrir depresión.

3) Factor biológico: La enfermedad depresiva puede aparecer después de ciertos problemas físicos, tales como: infecciones, enfermedades crónicas o por la administración de algunos medicamentos. También puede presentarse en las mujeres después de un parto. Todo lo anterior ha generado investigaciones biomédicas que han descubierto alteraciones del equilibrio químico en las células del cerebro.


4) Factor ambiental: Los acontecimientos estresantes de la vida, especialmente cuando son graves y prolongados aumentan la vulnerabilidad del individuo a padecer depresión. En este apartado puede ubicarse la problemática relacionada con el trabajo, la escuela, las finanzas, la relación conyugal o familiar; incluso cierto tipo de música.

Capítulo VI. Algunas consecuencias de la depresión

1. El suicidio, la peor consecuencia...

Suicidio significa: darse muerte, perecer de forma voluntaria, quitarse uno mismo la vida, renunciar a la vida. Es el acto de darse muerte de forma voluntaria. Es la autodestrucción.

Según el sociólogo Emile Durkheim (1858-1917) “El suicidio es y se explica generalmente como un estado psíquico de depresión a causa de pérdidas económicas, de repentinas privaciones de personas queridas o, incluso quizás de amores no correspondidos”.

La palabra suicidio proviene de dos términos o voces latinas : SUI que significa “de sí mismo” y OCCIDIO que significa “matanza, exterminio, matar hasta lo último”.

Suicidarse es quitarse la vida voluntariamente, de forma rápida (con violencia) o lenta.

Típicamente, las personas que intentan suicidarse experimentan diversas necesidades y tienen que enfrentar situaciones que las presionan a considerar el suicidio como la mejor “solución”.

Las personas que cometen suicidio creen erróneamente que no importa si viven o mueren, que nadie las va a extrañar, que los amigos y la familia van a estar mejor sin ellos, y que el suicidio es la única forma posible para escapar de su insoportable dolor emocional.

Para la mayoría de personas propensas al suicidio, la meta no es la muerte misma, sino el hecho de poder detener el dolor emocional.

El suicidio no es cuestión de muerte sino de vida. Se trata de una acumulación de nuestros temores y circunstancias no deseadas que finalmente lleva a la visión emocional y psicológica de un túnel sin salida.

Desde el punto de vista cristiano, un suicida es un alma atormentada que lucha por sobrevivir, pero abrumada por el peso de la existencia, y no encontrando una razón válida para vivir, al hallarse sola, sin amor ni comprensión, decide poner fin a su vida.

Napoleón afirmó: “En todas las batallas siempre hay una crisis, de la cual depende la victoria o la derrota”.

La vida misma es una batalla continua contra la muerte física; por eso comemos, bebemos, respiramos, nos abrigamos cuando hace frío, etc... y nos reproducimos, con el intento –muchas veces inconsciente– de <>: nuestros hijos.

Por lo anterior, el hecho de no poder enfrentar las crisis de la vida, o no saber cómo hacerlo, nos puede llevar al suicidio, porque muchas veces el temor a la muerte, resulta inferior al temor de seguir viviendo.

La vida y la muerte están en las manos de Dios, Él es quien da la vida y el que fija el término de ella, el suicidio es en realidad una acción en contra de Dios, ya que acortar el don de Dios para el hombre, que es la vida física, puesto que reduce el tiempo de existencia (1 Sam. 2:5). Es un acto ajeno a la voluntad de Dios, ya que éste desea que el ser humano viva una larga vida física (Ex. 20:12, Ef. 6:1-3).

Nunca debe condenarse al que ha intentado suicidarse, porque no sabemos la angustia a la que se ha visto sometido para llegar a tomar la decisión, el suicidio es atractivo como “la única salida” de escape del dolor, y la “solución” a los problemas.

2. Causas del suicidio

Hay muchas teorías respecto a las causas del suicidio, ya que éste es la manifestación externa, del miedo interno a vivir y afrontar los problemas que surgen en la vida.

Entre las causas más comunes encontramos

 Depresión.
 Alcoholismo.
 Fracaso amoroso.
 Drogadicción.
 Enfermedad.
 Estrés.
 Fracaso escolar.
 Inadaptación.
 Maltratos.
 Problemas familiares.
 Quiebra financiera
 Pérdida de empleo.
 Sentimientos de culpa.
 Incomprensión y falta de amor.
 Soledad
 Etc.

Aunque consideramos que todas las causas son importantes, queremos destacar que esas causas están mejor catalogadas en el siguiente cuadro:



Causas %
Depresiones 50-60
Alteraciones de la personalidad 15-30
Alcoholismo 10-20
Sin causa aparente 10-10

Vale la pena mencionar, que desafortunadamente la televisión y el cine nos presenta el suicidio como “una salida válida” y que entre un 20% ó 30% de las personas que intentan suicidarse reinciden antes de un año.

3. Síntomas de propensión al suicidio.

1) Trastornos del sueño, pérdida del apetito.
2) Aislamiento y retraimiento, tendencia a sufrir accidentes.
3) Huidas de casa.
4) Cambios drásticos de apariencia.
5) Abuso de las drogas o del alcohol.
6) Inquietud y agresividad.
7) Conversaciones sobre el tema de la muerte; mensajes escritos de autodestrucción; material gráfico con escenas de violencia, sobre todo contra uno mismo.
8) Sentimientos de culpabilidad.
9) Desesperación, ansiedad, depresión, ataques de llanto.
10) Regalar las pertenencias personales.
11) Poca capacidad de concentración.
12) Pérdida de interés por las actividades placenteras.
13) Autocrítica.
14) Promiscuidad sexual.


15) Baja repentina del rendimiento escolar, asistencia irregular a las clases.
16) Pertenencia a una secta o pandilla.
17) Euforia tras un período depresivo.


4. Tipos básicos de suicidio.

De acuerdo a la clasificación hecha por el sociólogo Emile Durkheim, existen cuatro tipos básicos de suicidio:

1) Suicidio egoísta: Se cree que se origina en la falta de integración del individuo en la sociedad. Las víctimas del suicidio egoísta, en su mayoría personas solas, no se relacionan con su comunidad ni dependen de ella. Tienden a ser individuos solitarios.

2) Suicidio altruista: La persona está tan integrada en un grupo que cree que ningún sacrificio que se haga es demasiado grande. Algunos ejemplos son los extremistas religiosos que sacrifican su vida al acabar con la de sus supuestos enemigos.

3) Suicidio anómico: La víctima de un suicidio anómico es incapaz de hacer frente a una crisis de forma racional y decide que el suicidio es la solución al problema. Esto ocurre cuando la relación normal del individuo con la sociedad se altera súbita y radicalmente.

4) Suicidio fatalista: Se cree que lo que provoca una excesiva regulación social que restringe por completo la libertad personal. “Sus víctimas” piensan que no existe un futuro viable para ellos.



5. Formas de suicidio

Las formas de suicidio son muy variadas, las más comunes son:

1) Ahogamiento.
2) Ahorcamiento.
3) Arma blanca u objeto punzo cortante.
4) Arrojarse al vacío.
5) Sobredosis de drogas.
6) Conducir en forma suicida.
7) Cortarse las venas.
8) Dejarse arrollar por un vehículo.
9) Disparo de arma de fuego.
10) Explosivos.
11) Inhalación de gas.
12) Ingestión alcohólica.
13) Etc.

6. Clasificación.

1) Personal.
2) Colectivo.
3) Privado.
4) Público.
5) Violento o impulsivo.
6) Lento.
7) Físico.
8) Psíquico (Por una causa como la demencia o locura, dolor, terror, ira, etc).
9) Sacrificial.
10) Incertidumbre (Por temor al futuro).

7. El suicidio en la Biblia.

En la Biblia se registran seis suicidios, cinco en el Antiguo testamento y uno en el Nuevo testamento. En ninguno de los casos se encuentra una aprobación moral del hecho, sino que se trata de una simple descripción de los sucesos.

La Biblia nunca niega eventos históricos ni desvaloriza las emociones humanas. Ella representa fielmente las buenas y malas experiencias de la vida.

El homicidio, el adulterio, el robo, la mentira, la ira y el suicidio son testimoniados en su totalidad en las páginas de la Biblia. Tales crónicas son parte de la razón de que las Escrituras sean tan relevantes y aplicables a nosotros en la actualidad, porque sus relatos reflejan como en un espejo los eventos y las emociones de nuestra propia época.

1) El primer caso de suicidio en la Biblia es el de Abimelec, el hijo de Gedeón. Cuando se vio herido en batalla, Abimelec le ordenó a su ayudante que precipitara su muerte matándolo (Jue. 9:50-55).

2) En 1 Sam. 31:1-6, encontramos el intento suicida y muerte de Saúl, rey de Israel. Quiso suicidarse por temor a caer en manos de sus enemigos. Aunque su nombre significa “deseado” y “pedido a Dios”, su depresión continua y sus celos hacia David, lo impulsaron a matarlo. Su vida fue un constante apartarse de Dios (1 Cr. 10:3-5).

3) Cuando el escudero de Saúl ve que su rey está muerto, comete suicidio en su abatimiento (1 Sam. 31:5).

4) El cuarto suicidio fue la muerte de Ahitofel, su nombre significa “hermano de la locura” o “hermano insensato”, fue el consejero de David y Absalón cuya muerte está registrada en 2 Sam. 17:23, donde leemos que cuando su consejo no fue acogido por Absalón, él “enalbardó su asno, y se levantó y se fue a su casa a su ciudad; y después de poner su casa en orden, se ahorcó, y así murió”. El suicidio de Ahitofel, apremiado por su humillación pública, no es un hecho apresurado ejecutado en la urgencia del momento, ya que él considera cuidadosamente todas sus opciones y concluye que la mejor es el autoaniquilamiento.

5) El último suicidio registrado en el Antiguo testamento es el de Zimri, quien fue rey de Israel durante siete días y prefirió quemar su palacio acabando con su propia vida (y probablemente la de otros) que ser capturado por sus enemigos (1 Rey. 16:18).

En estos cinco casos, es importante notar que ninguno de los suicidios es visto favorablemente como una opción legítima, incluso en las épocas y circunstancias más difíciles.

En el Nuevo testamento se registra un suicidio, el de Judas Iscariote, quien se ahorcó después de traicionar a Jesús (Mt. 27:3-10, Hch, 1:18-19).

Además de todos estos casos, encontramos hombres de Dios que desearon la muerte, sin llegar a un intento de quitarse la vida: Jonás (Jn. 1:12, 4:3, 8, 9), Job (Job 7:15-18), Salomón (Ec. 7:1, en este caso el deseo es consecuencia de vivir una vida lejos de Dios, Jer.8:3), Elías (1 Rey. 19:3-4).

8. Estadísticas del suicidio.

El suicidio, es después de los accidentes, la causa más alta de muertes, a nivel mundial.

Las formas de cometer suicidio varían en relación a:

1. País: Noruega, Suecia y Hungría. Uruguay ocupa el primer lugar en Latinoamérica y el cuatro a nivel mundial. Estados Unidos está entre los países con índice intermedio de suicidio. Los de más bajo índice son: Brasil, España, Holanda e Italia.

2. Raza: La raza amarilla es una de las que tiene un alto índice de suicidio. Los de raza negra se suicidan con mayor número al de raza blanca.

3. Sexo: Más entre las mujeres que entre los hombres, del orden de 2 a 1. En los homosexuales es muy superior que los heterosexuales. El hombre se suicida comúnmente con arma y la mujer por ahogamiento o envenenamiento.

4. Edad: El intento de suicidio aumenta con la edad, y es más elevado entre divorciados y separados. Le siguen por orden, los viudos, solteros y casados. El más alto índice entre las mujeres se da entre los 15-19 años, las mujeres casadas jóvenes, y mujeres solteras o divorciadas con edades comprendidas entre los 24 y 35 años. En el caso de los hombres se da más en los solteros de entre 25 y 40 años. A nivel mundial el 70% de los suicidas tenían entre 15 y 20 años.

5. Lugar de residencia: Más frecuente en áreas urbanas, sobre todo en áreas superpobladas, donde hay hacinamiento de la población.

6. Nivel social: De mayor a menor índice es: la clase intelectual, desempleados y jubilados, clase socioeconómica baja y clase alta.

7. Religión: En la Iglesia Evangélica, al predicarse que la vida es un don de Dios, la incidencia del suicidio es muy baja, y está por debajo de los católicos y los judíos.

9. ¿Cómo debo responder a las personas que han tratado de suicidarse?

Con ayuda adecuada, la mayoría de personas con tendencias suicidas se recuperan con respecto a sus circunstancias. La atención y el apoyo de amigos y familiares son cruciales para esta recuperación. Una gran parte depende de tu relación con la persona que ha intentado suicidarse y de su condición después del intento.

Si eres un amigo cercano o un familiar, te encuentras en una buena posición para apoyar a la persona en su recuperación, a corto y largo plazo. La clave consiste en evitar emitir juicios y en escuchar.

Si es conveniente, puedes hablar con profesionales en salud mental, el pastor y otras personas que estén involucradas en el cuidado de la persona que ha tratado de suicidarse y enterarte de cuál es la mejor manera en que puedes ayudar. También puedes preguntar directamente a tu ser querido o familiar: “¿Qué puedo hacer para ayudarte?”.

Reafirma tu amor e interés por las personas que hayan intentado suicidarse. Recuérdales su valor como seres humanos y el amor que Dios tiene por ellas. Ora por ellas y pide a Dios que te de la sabiduría para ayudar en su tiempo de necesidad.

La mayoría de las personas que consideran el suicidio no deberían ser vistas como locos o enfermos mentales. Algunas veces los desafíos de la vida son demasiado abrumadores, y el peso de una carga que se hace cada vez más pesada nos obliga a buscar desesperadamente soluciones.

Cuando una persona llega a creer que no existen soluciones disponibles, el suicidio se convierte en una posibilidad y algunas veces es la única opción.


Nuestra aceptación de los que luchan en la vida contribuirá a que puedan ver las numerosas soluciones que aquellos sentimientos de desesperanza y desaliento les hacen ver como algo inalcanzable. Las cargas de otros pueden verse aligeradas por la asistencia de una mano ayudadora: ¡la tuya!.


9. Test para determinar a un posible suicida.

Se han desarrollado muchos cuestionarios para la prevención del suicidio. Uno de los más usados es el de William Zung, denominado: “Index of Potential Suicide” (IPS) (Indice del suicidio potencial), por medio del cual se evalúa objetiva y subjetivamente el riego suicida.

Según William Zung, los que no son presuntos suicidas, la puntuación es menor de 43; y los que con probabilidad intentarán el suicidio, la puntuación es superior a 73.

Se usa una escala de puntos del 0 al 4

0= Nada.
1= Mínima.
2= Suave.
3= Moderada.
4= severa.

1 Animo deprimido. ¿Se ha sentido alguna vez triste o deprimido?. 0 1 2 3 4
2 Variación diurna: pero por la mañana. ¿Hay alguna parte del día en la que se siente peor? ¿y mejor?. 0 1 2 3 4
3 Episodios de llanto. ¿Sufre a veces episodios de llanto o tiene ganas de llorar? 0 1 2 3 4
4 Perturbación del sueño. ¿Qué tal duerme? 0 1 2 3 4
5 Disminución del apetito. ¿Qué tal su apetito?. 0 1 2 3 4
6 Disminución de la libido. ¿Cuál es su interés hacia el sexo opuesto? 0 1 2 3 4
7 Pérdida de peso. ¿Ha perdido peso recientemente?. 0 1 2 3 4
8 Estreñimiento. ¿Tiene problemas por el estreñimiento?. 0 1 2 3 4
9 Taquicardia. ¿Su corazón late más rápido de lo normal? 0 1 2 3 4
10 Fatiga. ¿Se cansa fácilmente?. 0 1 2 3 4
11 Confusión ¿Se siente confuso o le cuesta pensar?. 0 1 2 3 4
12 Retardo psicomotor. ¿Se nota frenado al hacer cosas no usuales? 0 1 2 3 4


13 Agitación psicomotora. ¿Nota que no puede estar quieto?. 0 1 2 3 4
14 Pérdida de esperanza. ¿Tiene esperanzas con respecto al futuro?. 0 1 2 3 4
15 Irritabilidad. ¿Se siente irritado con facilidad?. 0 1 2 3 4
16 Indecisión. ¿Tiene dificultad para tomar decisiones?. 0 1 2 3 4
17 Disminución del valor personal. ¿Se cree a veces un inútil y piensa que los demás no le quieren?. 0 1 2 3 4
18 Sensación de vacío. ¿Se siente vacío por dentro, como sin vida?. 0 1 2 3 4
19 Cavilación suicida. ¿Ha pensado quitarse la vida alguna vez?. 0 1 2 3 4
20 Insatisfacción. ¿Disfruta haciendo las cosas que suele hacer?. 0 1 2 3 4
21 Ansiedad. ¿Se siente muchas veces ansioso?. 0 1 2 3 4
22 Temor. ¿Tiene miedo sin que haya razón para ello?. 0 1 2 3 4
23 Pánico. ¿Con qué facilidad se trastorna?. 0 1 2 3 4
24 Desintegración mental. ¿Cree que pierde la cabeza, que todo cae?. 0 1 2 3 4
25 Aprensión. ¿Siente como si algo fuera a suceder?. 0 1 2 3 4
26 Pauta alcoholismo. ¿Suele bebe por la mañana?. 0 1 2 3 4
27 Cantidad. ¿Creen los demás que bebe usted demasiado?. 0 1 2 3 4
28 Ayuda profesional (psicólogo, abogado, asist. Social, pastor.). ¿Ha habido alguien en los últimos tres meses que le atendiera en sus preocupaciones o falta de salud? ¿Quién?. 0 1 2 3 4
29 Quejas somáticas. ¿Sufre dolor que al parecer no tiene alivio?. 0 1 2 3 4
30 Salud física. ¿Considera que está en buena condición física?. 0 1 2 3 4
31 Abuso de drogas. ¿Toma píldoras para dormir, por su cuenta?. 0 1 2 3 4
32 Falta de apoyo. ¿Siente que existe alguien que le atiende y entiende?. 0 1 2 3 4
33 Falta de alternativa. ¿Cree que hay solución a su actual situación?. 0 1 2 3 4
34 Pérdida de esperanza. ¿Cree que más tarde las cosas cambiarán?. 0 1 2 3 4
35 Autoacusación. ¿Se culpa a sí mismo por lo que va mal? 0 1 2 3 4
36 Culpa. ¿Se siente culpable de cosas pasadas?. 0 1 2 3 4
37 Castigo ¿Ha considerado que merece ser castigado?. 0 1 2 3 4
38 Sostén disponible. ¿Cree que si las cosas se hacen insoportables tiene a quién recurrir?. 0 1 2 3 4
39 Autocontrol: agresión. Tiene accesos de ira o pierde los estribos. 0 1 2 3 4
40 Agresión. ¿Ha tomado parte en alguna pelea?. 0 1 2 3 4
41 Autocontrol. ¿Se arriesga cuando conduce el coche?. 0 1 2 3 4
42 Apariencia personal. ¿Le importa su aspecto o cara al público?. 0 1 2 3 4
43 Suicidio: proyección de ideas. ¿Con qué frecuencia cree que otras personas piensan en el suicidio?. 0 1 2 3 4


44 Suicidio: proyección de acción. ¿Cuán a menudo piensa que los que consideran el suicidio lo llevan a cabo?. 0 1 2 3 4
45 Responsabilidad personal. ¿Hay alguien que dependa de usted?. 0 1 2 3 4
46 Suicidio: ideas. ¿Ha tenido hace poco ideas sobre la muerte?. 0 1 2 3 4
47 Suicidio: método. ¿Ha pensado en formas de suicidarse?. 0 1 2 3 4
48 Suicidio: amenaza previa. ¿Ha dicho alguna vez a alguien que quería suicidarse?. 0 1 2 3 4
49 Suicidio: intentos previos. ¿Ha intentado quitarse la vida? ¿Cómo?. 0 1 2 3 4
50 Suicidio: otras personas. ¿Conoció a alguien que se suicidará? Quién?. 0 1 2 3 4

Total puntuación:



2. Alcoholismo y drogadicción, consecuencias que también acaban con la vida.

La depresión también puede llevar al alcoholismo y a las drogas para vencer el malestar y el cansancio psicológico, lamentablemente sólo proporcionan un alivio pasajero. Angustia y alcoholismo crónico pueden ser asociados a la depresión.

Comúnmente los antidepresivos no causan dependencia, siempre y cuando éstos estén recetados y controlados por un médico especialista.

Capítulo VII. La depresión en niños y adolescentes.

No son sólo los adultos los que se deprimen. Los niños y los adolescentes pueden sufrir también de depresión, que es una enfermedad tratable. La depresión se define como una enfermedad cuando la condición depresiva persiste e interfiere con la habilidad de funcionar del niño o del adolescente.

Aproximadamente el 5 por ciento de los niños y adolescentes de la población general padece de depresión en algún momento. Los niños que viven con mucha tensión, que han experimentado una pérdida o que tienen desórdenes de la atención, del aprendizaje o de la conducta corren mayor riesgo de sufrir depresión. La depresión tiende a circular en las familias.

El comportamiento de los niños y adolescentes deprimidos es diferente al comportamiento de los adultos deprimidos. Los psiquiatras de niños y adolescentes le recomiendan a los padres que estén atentos a síntomas de depresión que puedan presentar sus niños.

Los padres deben de buscar ayuda si uno o más de los siguientes síntomas de depresión persisten: Tristeza persistente, lloriqueo y llanto profuso, desesperanza, pérdida de interés en sus actividades favoritas; o inhabilidad para disfrutar de las actividades favoritas previas aburrimiento persistente y falta de energía, aislamiento social, comunicación pobre, baja autoestima y culpabilidad, sensibilidad extrema hacia el rechazo y el fracaso, aumento en la dificultad de relacionarse, coraje u hostilidad, dificultad en sus relaciones, quejas frecuentes de enfermedades físicas.

Ausencias frecuentes de la escuela y deterioro en los estudios cabeza o de estómago, concentración pobre, cambios notables en los patrones de comer y de dormir, hablar de o tratar de escaparse de la casa, pensamientos o expresiones suicidas o comportamiento autodestructivo.

Un niño que jugaba a menudo con sus amigos empieza a pasarse la mayor parte del tiempo solo y pierde interés por todo. Las cosas de las que disfrutaba previamente ya no le dan placer al niño deprimido. Los niños y adolescentes deprimidos dicen a veces que quisieran estar muertos o pueden hablar del suicidio.

Los adolescentes deprimidos pueden abusar del alcohol o de otras drogas tratando de sentirse mejor. Los niños y adolescentes que se portan mal en la casa y en la escuela pueden estar sufriendo de depresión sin que nadie se dé cuenta de ello.

Los padres y los maestros no se dan cuenta de que la mala conducta es un síntoma de depresión porque estos niños no siempre dan la impresión de estar tristes. Sin embargo, si se les pregunta directamente, los niños algunas veces admiten que están tristes o que son infelices.

El diagnóstico y tratamiento temprano de la depresión es esencial para los niños deprimidos. Esta es una enfermedad real que requiere ayuda profesional. Un tratamiento comprensivo a menudo incluye ambas terapias, individual y de familia. Puede también incluir el uso de medicamentos antidepresivos. Para ayudarles, los padres deben pedirle a su médico de familia que los refiera a un psiquiatra de niños y adolescentes, quien puede diagnosticar y tratar la depresión en niños y adolescentes


Capítulo VIII. Qué debe hacer y qué no debe hacer un creyente por una persona deprimida.

En nuestro afán de pretender ayudar a una persona deprimida, debemos tener en cuenta su estado de ánimo y no simplemente nuestro deseo de ayudar, ya que muchas veces cometemos el error de querer bromear, o sacarla de su estado con palabras que hacen daño o poco ayudan a quien se encuentra en esa situación.

El sabio rey Salomón decía que : “El que canta canciones al corazón afligido, es como el que quita la ropa en tiempo de frío, o el que sobre el jabón echa vinagre” (Pr. 25:20) y que “El hombre se alegra con la respuesta de su boca; y la palabra a su tiempo, ¡Cuán buena es!” (Pr. 15:23).

Lo anterior significa que es importante prestar atención a la persona afligida, demostrando verdadero amor en forma práctica, es decir, respeto ante su estado de ánimo e interés y disposición de ayuda abierta sin pretensión alguna.

Debemos de escuchar con atención, responder acertadamente, demostrar respeto por las emociones sin juzgarlas, sin opinar acerca de su validez, sino más bien permitir su expresión cabal.

El primer deber del amor es escuchar. El escuchar denota respeto, interés, atribución de valor y de dignidad a la persona. Aunque esté disminuida por su congoja o aunque esté derrotada en sus actuaciones, tal persona es digna de atención.

El escuchar sin interrumpir, sin juzgar, sin apurarse a dar consejos ni predicar las propias convicciones, es encomiable y deseable. El deprimido necesita saber que se le respeta, que se le da opción y se le proporciona hospitalidad emocional.

Muchas personas, al tratar de aconsejar o ayudar, demuestran falta de respeto ante el dolor y la angustia, aunque sus intenciones sean buenas.

La falta de discernimiento y entendimiento, revela también carencia de amor, paciencia, bondad y longanimidad hacia el afligido. El sentir una adecuada compasión es característica fundamental del discípulo de Jesús.

Quien canta sin discernimiento es pretencioso, carente de empatía y falta de perspicacia. No tiene en cuenta el estado afectivo de la persona. El individuo que se encuentra bajo estas circunstancias y en tal estado, necesita que se le otorgue presencia acogedora o cobijadora, con empatía y entendimiento.

Tales aspectos humanos deben ser vistos en coparticipación con los frutos del Espíritu Santo, que ayudan a prestar solidaridad con los que sufren.

La falta de tacto por parte de las personas que quieren ayudar se nota cuando, en lugar de consolar, afirmar o entender el por qué de la angustia, simplemente “cantan sus canciones” aprendidas de antemano, estereotipadas o compaginadas con el afán de resolver los problemas con fórmulas o acercamientos que buscan garantizar victoria o solución.

Ninguna de las dos comparaciones del proverbio es funcional: ni quitar la ropa en tiempo de frío, ni echar vinagre sobre el jabón, es decir, a pesar de buenas intenciones, no hagamos lo inaudito, tratando de despojar a la persona de lo único que tiene para cubrirse.

Tampoco lo es el aconsejar, empujar o tratar de sacar al individuo de su depresión con métodos pujantes o demandantes, ya que actúan en forma irritadora. Pero aún, no lo hagamos con nuestra pedantería o pretensión espiritual

Tenemos que entender que es muy complejo el problema y las exigencias que requieren atención esmerada en cuanto a su tratamiento. También se necesita el entendimiento clínico y el discernimiento cabal acerca del problema y de sus posibles causas para tener pautas de lo que se trata de hacer.

La familia, los amigos y la iglesia son invitados a participar en la solución. Los creyentes sinceros a menudo han tratado de utilizar su fe a manera de talismán o varita mágica, al objeto de hacer desaparecer cualquier vestigio de inestabilidad emocional, ciertamente Dios puede obrar en la persona deprimida, pero requiere todo un proceso de atención y cuidado.

Capítulo IX. De qué modo pueden ayudar la familia y los amigos.

Todas las personas necesitan hablar. Para hablar, es necesario que alguien escuche, pero no abundan las personas que sepan escuchar, desafortunadamente, cuando se trata de la familia, se tiene menos paciencia que con alguien más.

Así pues, lo que más necesitan las personas deprimidas, es alguien que sepa escuchar, que quizá haya algún comentario si se lo piden, pero que no juzgue ni trate de persuadirlas a sacar conclusiones que ellas no quieren sacar.

Las personas deprimidas necesitan que los demás reconozcan sus sentimientos. Necesitan que les permitan sentir lo que sienten, durante todo el tiempo que tengan necesidad de sentirlo y que no les lleven la contraria, ni les digan que no sean tontas cuando se atreven a expresar lo que sienten verdaderamente.

Lo que más frustración causa a una persona deprimida es que cuando hacen acopio de valor y confían en alguien, ese alguien les responda: <<¿tú te sientes deprimido? Y ¡¿Cómo crees que me siento yo a causa de ello?!>>. Si vamos a tratar de ayudar, debemos olvidarnos de nuestros propios sentimientos sobre el asunto hasta mucho más adelante. Nosotros no somos quienes estamos deprimidos e incapaces de salir adelante.

Sobre todo, se necesita paciencia y solicitar asistencia médica o especial si se siente incapaz de hacer frente al problema, sobre todo, porque permanecer sentado y ver cómo sufre una persona querida, puede ser agotador desde el punto de vista emocional, especialmente cuando no se puede hacer nada por ayudar y no se ve ninguna mejoría obvia.


Capítulo X.

Qué puede hacer por sí misma una persona deprimida.

El Capítulo 18:14 del libro de Proverbios señala que: “el ánimo del hombre soportará su enfermedad; Mas ¿Quién soportará el ánimo angustiado”. Lo cual nos enseña que muchas enfermedades y adversidades a las que estamos expuestos en este mundo, pueden soportarse bien cuando la persona tiene la voluntad fuerte, robustecida por la gracia de Dios, para abrirse paso a través de ellas. En cambio, cuando la persona posee una voluntad débil, no sabe ni puede soportar las dificultades y, lo que es peor, difícilmente admite la ayuda de los demás.

Siempre que te sientas deprimido, es necesario que te des la oportunidad de buscar ayuda, sobre todo, si crees que no tienes un carácter que te permita superar tu depresión, de hecho, la mayoría de las personas no estamos en capacidad de afrontarlo, por lo que no debes avergonzarte en solicitar ayuda a los que te rodean, incluso a alguien que esté preparado profesionalmente para ayudarte.

Procura:

1) Recordar que Dios te ama.
2) Recordar que eres hijo (a) de Dios.
3) Si aún no has recibido el regalo de la vida eterna, ¡recíbelo!.
4) Acude a la Iglesia y participa con gozo de las alabanzas a Dios.
5) Canta los himnos y cantos que más te gusten, sobre todo aquellos que hablen de nuestra vida de victoria en Cristo.
6) “Devora” por medio de la lectura el libro de Salmos, en ellos encontrarás las Palabras de aliento que Dios tiene SÓLO PARA TI.
7) Practicar algún deporte, ejercicio, o cuando menos dar paseos cortos todos los días.
8) No tomes café, o alguna otra cosa que afecte tu sistema nervioso.

9) Date cuenta que eres una persona valiosa.
10) Procura dormir cuando menos 7 u 8 horas.
11) No te exijas demasiado, ni seas perfeccionista, todos los seres humanos tenemos errores.
12) Evita ver o escuchar noticias, ya que esto hace que las personas ansiosas y deprimidas empeoren.
13) Procura realizar alguna actividad creativa.
14) Date cuenta de que tu familia te necesita.
15) Busca la compañía de alguien con quien te sientas a gusto.
16) Ten paciencia frente a todos los aspecto de tu vida.
17) Procura divertirte y participar en todo aquello que te divierta.
18) No te aisles.
19) Preocúpate por algo o por alguien.
20) No pierdas la esperanza ni la fe.

Consideremos 2 de los 20 puntos mencionados:

1) La esperanza: Es el estado de ánimo en el que sabemos que es posible todo lo que deseamos. Sobre todo si ya has recibido el regalo de la vida eterna, recuerda que ahora nuestra esperanza está en Cristo (Ef. 2:12-13). El poder de Dios que obró en la resurrección de Cristo, ahora es nuestro y las riquezas de su gloria son la herencia de los santos (Ef. 1:15-23, Rom. 8:17-25).
2) Buscar alguien que te escuche: Es necesario que la persona que se siente deprimida, hable con alguien; necesita a alguien que sea su confidente, que escuche pero juzgue, es necesario que sea alguien que tenga que ver con las causas de la depresión. Quizá un buen amigo que merezca su confianza y no se anda luego con chismorreos. Si no conoces a alguien que éstas características, recuerda que hay un ser que puede comprenderte y ayudarte: Dios (Sal. 34:17, 2 Tes. 2:15-16).


Todo hijo de Dios debe saber y estar seguro de que Dios está dispuesto a escucharlo y a contestar a sus súplicas (1 Jn. 5:14-15).

El libro de 1 Sam.. 22:1 – 24:3, nos relata la historia de David cuando vence a Goliat, la victoria lo tuvo con gran ánimo; pero estuvo abatido en la cueva de En-Gadi cuando Saúl lo perseguía para matarlo; sin embargo, buscó ayuda en Dios. Si leemos con cuidado el libro de Lamentaciones, Jeremías llegó a un estado de depresión en la que perdió toda esperanza, pero también buscó la ayuda de Dios (Lam. 3:19-27).

En resumen, lo que una persona deprimida debe hacer, por sobre todas las es: BUSCAR AYUDA.


Capítulo XI

Hasta aquí, hemos estudiando toda la parte conceptual y psicológica del tema de la depresión; así que de manera general, ya estamos familiarizados con algunos términos que se refieren a esta ENFERMEDAD; ahora, como cristianos es necesario que respondamos a una pregunta ¿Qué dice la Biblia sobre este asunto?.

Al ir a la Escritura, es maravilloso darnos cuenta que Dios en su infinita misericordia , ha provisto material suficiente para tratar el asunto de la depresión. Podríamos hablar de los grandes momentos de angustia que vivieron hombres como: Moisés, Elías, Job, Asaf y algunos otros personajes de la Biblia, quienes por causas diferentes tuvieron diversos períodos de depresión; pero sin duda (en mi opinión), uno de los ejemplos más completos que podemos encontrar, es la vida de Jeremías; así que en él nos enfocaremos en este capítulo.


LA DEPRESIÓN DE JEREMÍAS

Introducción.

En primer lugar es necesario dejar muy claro, que la depresión no siempre es causada por el pecado, ni tampoco por la falta de llenura espiritual, así que la depresión no es algo que debe avergonzarnos delante de Dios; sino más bien, es algo que debe acercarnos a Dios, aunque por dentro no lo estemos deseando.

En muchas ocasiones, la depresión es causada por el agotamiento mental, emocional, físico

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